"Año de las letras argentinas "
Para participar desde la Biblioteca trabajaremos los siguientes textos
Cortázar para niños
Cuando
se piensa en autores de literatura infantil,el de Cortázar no es
precisamente uno de los primeros nombres que viene a la mente. Quizás
por que la política jugó en su obra un papel protagónico, con lo cual
sus escritos quedaron prácticamente vedados para el público juvenil. Una
lástima, por que el autor argentino sabía como pocos jugar con las
palabras, incluso hacer magia con ellas, de formas tales que hubiesen
deslumbrado a los lectores de menor edad.
Aplastamiento de las gotas (Tomado del libro 'Historias de Cronopios y Famas')
Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo,
afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y
duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro,
qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana;
se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos
apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía
no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve
que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una
gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha,
nada, una viscosidad en el mármol.
Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el
marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus
piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del
caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós
gotas. Adiós.
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj (Tomado del libro 'Historias de Cronopios y Famas')
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño
infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan
solamente un reloj, que los cumplas muy felices, y esperamos que te dure
porque es de buena marca, suizo con ancora de rubíes; no te regalan
solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás
contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te
regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo,
pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como
un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad
de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de
atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio
por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de
perderlo, de que te lo roben, de que se caiga al suelo y se rompa. Te
regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las
otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demas
relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen
para el cumpleaños del reloj.
Manera sencillísima de destruir una ciudad (Tomado del libro 'La vuelta al día en ochenta mundos')
Se espera, escondido en el pasto, a que una gran nube de la especie
cúmulo se sitúe sobre la ciudad aborrecida. Se dispara entonces la
flecha petrificadora, la nube se convierte en mármol y el resto no
merece comentario.