El
pequeño Dinosaurio salió por primera vez solo, sin darse cuenta se alejó
demasiado siguiendo a un ave. ¡Todo le llamaba la atención!
El
sol comenzó a bajar, entonces preocupado trató de buscar al resto de la
manada.
Escuchó
unos ruidos y se dirigió al lugar de donde provenían, pero cuando se asomó
entre las rocas vio a dos dragones peleando, trató de acomodarse para ver
mejor, entonces:
¡Uno
de los dragones lo escuchó y se dio vuelta lanzándole una bocanada de fuego!
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Dino
se asustó mucho y salió huyendo, su corazón latía muy
fuerte mientras corría,
hasta que encontró refugio entre unos árboles y vencido por el cansancio se
quedó
dormido mirando la luna.
Al
amanecer los rayitos del sol lo despertaron, y su asombro fue muy grande al ver
por
primera vez una mariposa multicolor volando de flor en flor.
Trató
de seguirla pero
se le perdió entre la vegetación, fue cuando... ¡Un monito saltó desde una
rama y lo espantó!
Tanto
susto y corrida le dieron sed, con tristeza vio como una lagrimita rodaba desde
sus ojos y caía en el agua del lago, cuando se inclinó a beber.
Pero...
¡Qué alegría! Cuando volvió a mirar, en el agua se reflejaba el rostro de su
mamá que se acercó a beber a su lado.
Por
algún tiempo, el pequeño Dinosaurio no se volvería a alejar del grupo, pero
luego como todos los cachorros que crecen, saldría con más fuerzas y más
ganas a conocer el mundo.
idea
original: Vicky
Abro