1.1. Infancia
Nació en Mvezo, una pequeña aldea situada al sur de de Sudáfrica
en la que creció de forma sencilla en un contexto tribual. A los 9
años, su padre murió y su madre lo dejó a cargo del regente de Mqhekezweni, el cual se haría responsable de Mandela hasta su edad adulta.
1.2. Juventud
Nelson se formó en un internado y una universidad de élite negra. A los 23 años (1941) se mudó a Johannesburgo y entró a formar parte del CNA (Congreso Nacional Africano), un partido político que abogaba por los derechos de la población negra del país.
1.3. Lucha contra el apartheid, arresto y años en la cárcel
En
1948 llegaron al gobierno de Sudáfrica un grupo de nacionalistas
radicales que trajeron tras de sí un régimen de segregación racial en la
que se impuso la supremacía del hombre blanco. Mandela, lejos de
sucumbir al absolutismo racista del gobierno, organizó una rebelión de
desobediencia civil no violenta desde el seno del CNA. Tras 10 años de lucha incesable contra el apartheid,
los dirigentes imperantes quisieron acabar con la resistencia del CNA
de raíz e ilegalizaron el partido, llevando a Mandela y al resto de
activistas a organizar una lucha armada desde la clandestinidad. El 5 de
agosto de 1962, Nelson Mandela fue arrestado por conspiración contra el
gobierno (entre otros delitos) y pasaría en la cárcel los siguientes 27 años de su vida.
1.4. Salida de la cárcel y presidencia de Sudáfrica
Durante la década de los 80, el aumento de la violencia racial y el desarrollo de la sociedad global
catalizaron el crecimiento del número de protestas en contra del
régimen sudafricano con el nombre de Mandela como estandarte. El
gobierno, ante la presión interna e internacional a la que estaba
viéndose sometido, decidió poner en libertad a Mandela el 11 de febrero de 1990.
Tres meses después de su liberación fue elegido para liderar el CNA y
desde su puesto de poder luchó por la democracia, consiguiendo que en
1994 se celebrasen las primeras elecciones democráticas de la historia de Sudáfrica con él como vencedor, convirtiéndose así en el primer presidente negro de Sudáfrica.
Se cumplen 30 años del regreso de la democracia en Argentina
6:17 Hs |
Raúl Alfonsín asumía como presidente el 10 de diciembre de 1983 bajo la
consigna: "Con la democracia se come, se educa y se cura". Se abría así
una nueva etapa en la historia argentina tras la dictadura más cruenta
que vivió el país.
El 10 de diciembre de 1983 el radical Raúl
Alfonsín asumía la Presidencia con la promesa que había sido una de sus
consignas de campaña: "Con la democracia se come, se educa y se cura".
El 30 de octubre de ese mismo año, Alfonsín se había impuesto en las
elecciones presidenciales con el 51,75 por ciento de los votos sobre el
justicialista Italo Luder, quien obtuvo el 40,16.
En las plazas de todo el país la gente se concentraba esperanzada y
se unificaba en cánticos coreados especialmente por los jóvenes. Uno de
ellos era: "Se acabó la dictadura la reputa madre que los reparió". No
era una consigna política elaborada, por supuesto, sino un estallido que
liberaba a las multitudes de broncas, angustias y miedos por los años
de sombras y muertes.
Se cerraba así no sólo la etapa de la dictadura cívico militar más
cruenta de la historia argentina, sino el largo ciclo de golpes de
Estado que comenzó en 1930 con el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen.
Fue el triunfo definitivo de la institucionalidad democrática, que a
pesar de las sombras y acechanzas, inauguró una etapa inédita en la
política del país: la continuidad de los gobiernos elegidos por el voto
popular sin las interrupciones impuestas por las dictaduras militares.
La democracia no fue un fruto caído del cielo, sino el resultado de
un largo proceso de resistencia al terrorismo de Estado que adquirió
variadas formas en lo político, en lo social y en la lucha por los
derechos humanos que erosionaron a la dictadura hasta el ocaso
definitivo que le provocó la derrota en la guerra de las Malvinas.
Alfonsín sintetizó el anhelo democrático de las mayorías y cumplió
con el juzgamiento a los miembros de la Junta Militar, pero no pudo
avanzar en otras tareas que forman parte de la democracia como la
inclusión social y la desarticulación del modelo neoliberal implantado
por la dictadura.